Si te pinchan, tu también sangras
Foto por Alden Chadwick (Creative Commons) |
Si en un momento dado por circunstancias sufres un gran estrés en lo personal, ya sea por la pérdida de un ser querido o por las circunstancias de un difícil divorcio, sabrás que tienes que soportar dos cargas sobre tus hombros. En primer lugar te verás obligado a soportar la carga más obvia, ese estrés personal que supone esa incidencia en tu vida. En segundo lugar llevarás sobre tus hombros la carga de que no se note, que no te vean llorar o no sientan que está ocurriendo algo en tu vida.
Es inevitable que estas circunstancias de pérdidas supongan cambios en tu comportamiento en el trabajo y es posible que tengas algunas reacciones que salgan de tu habitual transcurrir. Tal vez eleves la voz más de lo normal en una reunión de trabajo, o tengas que salir apresuradamente de la misma reunión ante una llamada desde el hospital donde está ingresada tu pareja.
Estos comportamientos generarán un clima de incertidumbre con el típico comentario de: “¿Qué le pasa hoy al jefe/a?”.
Lo mejor será compartir lo que sea realmente importante y pueda influenciarnos. No digo que hagas una reunión para decir a todo el personal que te estás divorciando, pero tal vez si haces un comentario del tipo “Es posible que hoy me notéis un poco extraño, pero es porque estoy resolviendo un asunto personal.” todo vaya mucho mejor y encontrarán una explicación al extraño comportamiento del jefe.
Este simple comentario será suficiente. Ya sabemos que las noticias vuelan y más hoy en día con Whatsapp a la orden del día. Es posible que en el tiempo que tardas en bajar diez plantas en el ascensor de tu edificio, el recepcionista ya esté enterado de tu preocupación y te salude más amistosamente de lo normal.
Foto por Francisco Osorio (Creative Commons) |
Si nunca tenemos problemas y somos personas perfectas, crearemos una imagen idealizada de nosotros mismos en las personas de nuestro entorno que se traducirá en una ruptura con nosotros. Nos convertiremos en personas perfectas y sin problemas, completamente alejados de la realidad cotidiana.
Este simple gesto de mostrar ligeramente que somos vulnerables a nuestros asuntos personales nos acercará mucho más a nuestros colaboradores y estarán más receptivos a recibir instrucciones de personas como ellos.
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