¿Hasta que la muerte nos separe?
Foto por William J Sisti |
Nunca aceptes algo sólo para no irte con las manos vacías. A veces es mejor quedarse soltero que tener que elegir entre las peores opciones posibles sobre la mesa.
Si nos proponen varias opciones que no son malas del todo, habrá que evaluarlas en nuestro foro interno. Está claro que para nuestro/a interlocutor/a son opciones válidas y beneficiosas, pero ¿y para nosotros? ¿Son operacionalmente posibles? ¿Perderemos dinero con ellas? ¿Podremos cumplir los plazos propuestos? ¿Están suficientemente detalladas en todos sus términos y plazos? ¿Existen sanciones o penalizaciones por incumplimientos de plazos? ¿Cumplimos con los estándares de calidad exigidos? Todos estos extremos deben de ser evaluados en cuestión de minutos. Si es necesario indique claramente que necesita salir para consultar y evaluar con su empresa los extremos que le proponen. Tal vez no es usted la persona que debe de tomar la decisión y posiblemente si la toma esto signifique que sea despedido o que se lleve una buena reprimenda, en el mejor de los casos, por tomar decisiones que no son de su competencia.
En ocasiones ocurre que ciertos plazos que algunos clientes me exigen pareces irrealistas en primera instancia, pero finalmente es posible llevarlos a cabo. En estos casos, es interesante utilizar la expresión “déjame consultarlo” pero sin comprometerse a nada, porque realmente no puede comprometerse a algo que no sabe si será posible o no.
Otro aspecto muy importante es pensar que después tendremos que explicar a nuestra organización porqué hemos optado por estas opciones en la negociación: ¿porqué la empresa debe de hacer este esfuerzo por el cliente? ¿Tiene perspectivas de crecimiento posterior? ¿Un grado de compromiso alto con la marca?
Foto por Dustin Gaffke |
No olvides que no hay que comprometerse a nada hasta que hayamos visto todos los pormenores de la operación.
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