Deja de esconderte bajo las sábanas

Unflaunted
Foto por David Goehring (Creative Commons)
Un amigo mío tiene un grave problema en su trabajo, bueno, realmente no es tanto problema para él: actualmente tiene pocos gastos, y el poco dinero que le pagan por su trabajo le sirve para cubrirlos y ahorrar algo. Su inquietud viene especialmente porque se siente poco valorado por sus superiores y aunque en la actualidad el dinero no es un problema en el futuro lo será sin duda.

Su novia le ha planteado casarse e ir a vivir juntos, además de en un futuro formar una familia. Con su sueldo actual tiene que ahorrar durante meses para poder irse de vacaciones, así que un proyecto así a largo plazo, ni se le pasa por la cabeza.

Sin embargo, ante todo mi amigo tiene otro problema peor: el miedo al cambio.

Después de muchos años aguantando a su jefe y sus continuos ataques para bajarle la autoestima y conseguir así que sea una persona menos proactiva en el trabajo y, por supuesto, evitar que se le pueda ocurrir pedir un aumento de categoría a una superior con mayor responsabilidad y por lo tanto con mayor sueldo; al final mi amigo ha terminado por creerse que realmente no puede aspirar a nada más.

Aunque si mi amigo te habla de su currículum podrías llegar a pensar que tiene un cargo de mucha más responsabilidad, realmente sus aspiraciones no son muchas, aunque sigue sintiendo en su interior que no se le valora en su justa medida.

Entiendo perfectamente que los cambios nos asustan a todos. Desde que éramos pequeños y estábamos en la cama y despertábamos por un ruido en la habitación y nos tapábamos con las sábanas para crear un entorno seguro (tan seguro como puede ser una delgada tela) en el que estar encerrados. Mi amigo ha terminado por estar desarrollando su actividad metido debajo de esa sábana y sin querer siquiera mirar afuera por si hubiera un nuevo mundo que explorar.

El miedo a lo desconocido, y la comodidad en lo conocido se han convertido en sus peores enemigos.

Cuando llegamos a situaciones como estas, en mi opinión, lo mejor es empezar por hacer un sondeo para saber si esa supuesta "inutilidad" de la que se nos habla desde instancias superiores es real o no. Si preguntamos a nuestro círculo más cercano (familia, amigos y pareja) seguro que nos dirán que somos estupendos y maravillosos (y tal vez lo seamos), pero necesitamos un punto de apoyo de alguien neutral, alguien que no tenga relación con nosotros.

Siempre animo a la gente a tener un perfil en una red social dedicada al trabajo (no en las redes sociales genéricas, al menos para este objetivo). Mi red favorita para esto es LinkedIn porque permite una interacción más allá de la simple búsqueda de trabajo entre empleador y empleado.

Linkedin Chocolates
Foto por Nan Palmero (Creative Commons)
Un detalle importante a tener en cuenta es utilizar una dirección para el registro que sea personal, no laboral. La vida da muchas vueltas y hoy estás trabajando en un sitio pero puedes cambiar de trabajo en cualquier momento. Más adelante podrás registrar en tu perfil las direcciones profesionales para que puedan encontrarte tus clientes. La dirección principal de contacto y registro debe de ser una dirección personal.

Empieza por hacer un detallado perfil de tu experiencia laboral y de formación: cursos, universidades, experiencias, etc. Dedica mucho tiempo a elaborar el perfil con exactitud y aportando la documentación de que dispongas (certificados, diplomas, etc.). Habla también de tus aficiones: artísticas, deportivas, etc.

No se trata de encontrar un nuevo trabajo (de momento) se trata únicamente de estar presente con todas tus habilidades y características relevantes laboralmente. Empieza a añadir a clientes y personas relacionadas con el mundo laboral en el que te mueves. Por ejemplo: si te dedicas al mundo de la banca, solicita contacto con personas del mundo de la banca de tu ciudad o las ciudades donde te gustaría trabajar, pero no les pidas trabajo. Deja que sean ellos los que te vayan conociendo poco a poco por lo que haces: "Por sus obras les conoceréis."

No olvides que es posible que tu jefe, tus clientes actuales o gente a la que conoces te vean en la red social, así que no pongas cosas como "en búsqueda de nuevos retos" porque es posible que si tu jefe ve esto, te anime a marcharte de tu trabajo actual. He llegado a ver perfiles que ponen en profesión "buscando trabajo de lo que sea". Seamos un poco elegantes: la desesperación no es buena tarjeta de presentación.

Dedica todas las semanas un tiempo marcado en tu agenda a interactuar con LinkedIn introduciendo artículos y haciendo comentarios en aquellos temas que consideres interesantes y adecuados para tu trabajo, pero no olvides que se trata de una red laboral, no de una red para hacer amigos o para hablar del último partido de fútbol (a no ser que seas entrenador o jugador, en cuyo caso es adecuado).

Acepta las solicitudes de contacto, pero sólo de personas que encajen en tu perfil laboral actual u objetivo. No añadas a todos los contactos que te encuentres por el camino. No es la primera vez que encuentro un perfil de alguien que sólo ha puesto su nombre y profesión y ningún dato más en su perfil de LinkedIn. Si no mantiene su perfil actualizado, eso quiere decir que no le interesa mucho interactuar con la red, y por lo tanto, que no es alguien interesante para que facilite contactos con otras personas.

Con el tiempo verás cómo algunas empresas de cazatalentos y selección de personal que andan por esas redes te llamarán para ofrecerte trabajo. Deja como contacto tu correo electrónico personal y hazlo público para tus contactos y así les será más fácil hablar contigo si lo desean.

Se trata de un trabajo a largo plazo: sembrar para recoger.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares