Cuando la tecnología es un problema

Young Buck ... with trainers, smartphone and Lonsdale luggage.... and smoking to impressive his buddies of course
Foto por Ian Livesey (Creative Commons)

No hace mucho hablé por teléfono con un comercial de una empresa. El hecho es que este buen señor, y buen amigo, debe de rondar los cincuenta y tantos años. Hasta el momento se había arreglado con una antigua Blackberry con la que llevaba por lo menos cuatro o cinco años. Frecuentemente le envío información a su email que él abre y consulta con soltura.

Hace un par de semanas me ocurrió algo curioso con él: Le envié una oferta y me llamó a los pocos minutos para preguntarme los datos de la misma oferta.

- "Pero te la acabo de enviar por email. ¿no te funciona el correo electrónico?" - pregunté extrañado.
- "Sí que me funciona, supongo, pero me han cambiado el teléfono y no tengo ni idea de cómo funciona." - contestó disgustado.
- "Pero no entiendo... Me has pedido la oferta por whatsapp... ¿Qué es lo que no te funciona?"
- "No, si el whatsapp si lo entiendo porque me lo ha explicado mi hijo, pero en la empresa no ha habido nadie que nos haya explicado cómo funciona el nuevo correo electrónico y aquí ando perdido. Estoy pensando en volver a mi Blackberry de botones."

Esto me dio que pensar sobre cómo una mejora tecnológica mal explicada y aplicada puede convertirse en un desastre.

Según me comentó, al llegar una mañana a su oficina se había encontrado encima de la mesa una caja con el teléfono móvil nuevo y una nota de la dirección en la que explicaban que esperaban que este nuevo elemento tecnológico le sirviese para mejorar su rendimiento en el trabajo. Por lo menos habían tenido la delicadeza de configurarlo desde el Departamento de Informática con su cuenta de correo, contactos de la empresa, e intranet. Sin embargo nadie le explicó cómo utilizarlo. En la empresa habían entregado nuevos teléfonos a todos los comerciales externos, pero sin embargo a ninguno de ellos se les había dado formación al respecto.

Su hijo, sin embargo, había hecho más por explicar a su padre las mejoras del teléfono que la propia empresa. Sólo había explicado, como es lógico, lo que a él le interesaba, para poder comunicar con su padre.

Pensemos en lo sencillo que habría sido convocar a todos los comerciales el mismo día para darles una pequeña formación sobre el teléfono y el funcionamiento, de forma que pudiesen aclarar todas las dudas con la gente del Departamento de Informática, pero no... dejaron a cada uno a su suerte.

Los más aventurados se habían dirigido directamente en persona a compañeros que disponían de estos teléfonos o al Departamento de Informática a resolver sus dudas, pero otros, como mi buen amigo, habían decidido no mostrar su ignorancia durante unos minutos y permanecer ignorantes ante el funcionamiento del gadget.

Recuerda que siempre que realices mejoras tecnológicas en la empresa debes de dar la adecuada formación a las personas que van a utilizarlas, en caso contrario, el efecto será exactamente el contrario al deseado.

Lo ideal es que la formación se plantee de forma que se permita a la gente realizar consultas y preguntas en directo. Intenta evitar los manuales de uso que pueden ser muy útiles para algunas cosas pero para la implantación de nuevas tecnología en la empresa pueden resultar ilegibles.

La formación previa y posteriormente la implantación de la tecnología es lo ideal.

En este caso concreto yo creo que lo más interesante sería haber dado una charla con ruegos y preguntas al final a todos los comerciales y posteriormente hacer entrega de los teléfonos con unos minutos después para que se pudiesen acostumbrar al uso en presencia de personas que pueden resolverles las dudas.

La tecnología mal aplicada puede ser un problema si no se sabe utilizar.

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