Son tus equipos, no les ignores

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Foto por U.S. Army (Creative Commons)
Uno de los principales errores de los jefes de equipo es llegar a su nuevo puesto y pretender cambiarlo todo desde la mesa del despacho.

El primer paso al llegar a un puesto de jefe de equipo, sea del tipo que sea, es conocer al equipo. Parece algo evidente pero en ocasiones no ocurre. He conocido a amigos que nunca han intercambiado una palabra con su jefe que trabaja dos plantas por encima de la suya, y sin embargo, un amigo que trabaja en una de las más importantes entidades financieras de España solía bajar y subir en el ascensor con el presidente (uno de los hombres más ricos de España) e incluso intercambiaban algunas palabras sobre qué tal iba su trabajo. Son dos formas diferentes de trabajar e interactuar: frío y distante o cálido y cercano.

Si es posible, no les llames a tu despacho, sino que es mejor si les conoces en su ambiente laboral. Desplázate a su sede y conoce los “Sights and Sounds” del ambiente local. Parece increíble como cambia la perspectiva con un desplazamiento de unos cientos de kilómetros. El carácter de la gente es diferente y el clima y la industria de la zona pueden ayudarte a encaminar mejor las acciones a llevar a cabo con el equipo de esa zona. Si les llamas a tu despacho sólo verás algo puntual fuera de su contexto, el contexto donde va a ocurrir toda la batalla. Establece relaciones con tu nuevo equipo mediante puntos en común en su ambiente propio.

Una vez que te has puesto en situación con respecto a dónde están, debes explicarles tu hoja de ruta, qué es lo que quieres que se haga y sobre todo el porqué. Muestra tus formas de evaluación de su trabajo y explícales la importancia que tienen para ti los números pero que son un indicativo de las formas de trabajar. Es posible que los equipos de ventas piensen que su objetivo siempre es vender más y más, pero además de eso, es importante que comprendan la “big picture” y que se sientan parte de una organización más grande que pretende algo importante y que redundará en su beneficio en el futuro. Si se pasa por una época en que, por poner un ejemplo, se sienten desatendidos en algún aspecto, hay que explicarles el porqué de la situación y tal vez es que la organización está prestando atención a algo que será mejor para todos en un futuro cercano.

The Sports Team
Foto por Viola NG (Creative Commons)
Se permeable a las opiniones que pueden tener sobre la forma de trabajar de la empresa y tus objetivos. Pregúntales qué hay en su día a día que les limita en su trabajo y qué procesos de la organización pueden mejorar o hacerse de forma más ágil para llegar al objetivo común y esa “big picture” donde estaréis todos.

Trata también sobre los flujos de trabajo y en qué situaciones tienen que recurrir a qué personas. No es conveniente que todo el trabajo se derive a ti, porque dejarías de ser el “capitán del barco”. Establece situaciones en las que hay que recurrir a una y otra persona y en caso de que no se encuentre solución ten por seguro que recurrirán a ti porque te conocen y han establecido un nexo contigo más allá que un frío email o una tibia llamada telefónica.

El contacto personal es importante y mucho más en esta época hipertecnificada en que solemos aislarnos en cubículos con el único contacto con nuestros semejantes a través del email y el teléfono.

    

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