No menciones la soga en casa del ahorcado

casa el purgatori
Foto por Scott Clark (Creative Commons)
Recientemente, he visitado la web que lleva un amigo de una empresa relacionada con el mundo de automóvil en la que se menciona en el lema de la empresa la palabra "accidente" relacionándola con la calidad de la empresa.

No se si será por mi experiencia vital o hay más personas a quien les ocurre, pero una empresa relacionada con el mundo del automóvil y la seguridad y que menciona en su lema la palabra accidente automáticamente me genera un cierto desazón interno.

En muchas ocasiones no somos conscientes de las relaciones inconscientes (como se dice ahora) o subconscientes, como se ha dicho toda la vida, que se establecen en nuestros caprichosos cerebros y que son particulares a cada persona, aunque hay algunas relaciones que son universales.

Siempre se alude al experimento en el que se proyectaron imágenes de un refresco entre los fotogramas de una película para comprobar después que el consumo de ese refresco había aumentado en el bar del cine.

Product Placement
Foto por David Goehring (Creative Commons)
 Otro elemento publicitario de influencia inconsciente es el "product placement" que todos hemos sufrido en el que casualmente aparecía un cartón de leche o de zumo en una serie de televisión encima de una mesa, o los personajes sujetaban tal o cual refresco o bolsa de aperitivos en la mano sin llegar siquiera a meter la mano en la bolsa o beber del refresco. Además, si eras un poco curioso, podías mirar la composición nutricional del producto implicado y al ponerla al lado del físico del personaje llegabas a la conclusión de que el actor en cuestión llevaba muuuucho tiempo sin probar esas patatas fritas.

Esto del "product placement" me ha resultado siempre curioso porque se establece una relación entre la marca y la serie de televisión que puede resultar indisoluble, hasta el punto de que algunas series de televisión antiguas que se proyectan en canales de televisión especializados muestran marcas desaparecidas o que han tenido problemas legales, lo que hace que no sólo se empañe la marca, sino que la serie también salga perjudicada.

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Foto por Joel Nilsson Nelson (Creative Commons)
 Aún recuerdo que en mi primer viaje a una ciudad del sur de España, frecuentada por personas de un nivel económico elevado, me llamó poderosamente la atención un anuncio en la carretera en el que con un primer plano de un escote de generosos pechos se anunciaba una clínica especializada en implantes. Posteriormente (a unos 50 metros) podías ver un anuncio de dos cadenas de hamburgueserías americanas, y para finalizar, otra valla publicitaria te ofrecía cirugía para reducción de peso. El resultado era que definitivamente no querías ir a comer hamburguesas para no tener que recurrir a las cirugías de reducción de peso. El asunto del implante de pechos resultaba ser el más efectivo de los cuatro.

Es por ello que hay que llevar mucho cuidado con los lemas respecto al historial de la empresa y al entorno en el que nos movemos.

Imagina una empresa dedicada a dar consejos nutricionales para personas obesas que diga en su lema "Saca tu yo más dulce". Hay que reconocer que tiene gancho, pero ¿nos podemos fiar de una empresa que habla de dulces a nosotros los que tenemos poca fuerza de voluntad con los dulces?

Et æble om dagen...
Foto por Jane Mejdahl (Creative Commons)
Tenemos que tener bien claro respecto al mensaje que proyectamos que es mucho más fuerte el mensaje transmitido de forma inconscientemente que el que tratamos de hacer llegar mediante las palabras. Aún recuerdo en mi infancia cuando iba a la consulta de algún médico endocrino para perder peso y me hablaba de los beneficios de la pérdida de peso para mi salud, mientras que desde el otro lado de la mesa podía ver que su cuerpo era mucho más grueso que el mío y en su mesa había un cenicero con un montón de colillas. Es de tener en cuenta que hace años se conocían los perjuicios del tabaco, pero se podía fumar en todas partes. En algo hemos evolucionado para bien. Resulta evidente que ese médico para mi, siendo un niño, no tenía credibilidad ninguna en sus palabras.

La coherencia, consciente e inconsciente es fundamental en la emisión de mensajes.

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